Palabras que nunca te dije

Sólo has regalado puñales, ladridos
de persona perdida, de zorro herido.
Heridas de las que nadie sabe el motivo.

Tu lengua fue viperina, acido tu aliento.
Tus manos verdugos y opresores
de la voluntad libre. Acallaste a golpes
la sensatez, el cariño, el arte, el verso...
No quedó nada y aun asi measte en los cimientos
de las vidas rotas que dejaste a tu paso.
Cuerpos cenizos, maltrechos y ajados,
tan milagrosamente salvados de la inquisición
de tu impasividad fulminante.
Hoy me alegro de haber sido parte
y poder contarte que aprendí una lección:
De tu fracaso e inseguridad como padre,
de los brutales métodos que adoptaste
nació la oveja (no se si negra) que hoy soy yo.

Creo que en esta entrada sobran las palabras...
Sigo sintiéndome oveja negra. Orgullosamente.
A mi padre.

Feliz cumpleaños

Cuando pueda, te regalo uno de estos.

Me voy a tomar la licencia de llamarte hoy con todas las letras: Amigo.

Despues de una tanda de cervezas
dejamos de mirar la vida a la cara.
Se nos olvidaron las palabras
que expresaban la pesadez y la pena.

No dimos lecciones magistrales.
La filosofía que conoces la aprendimos en la calle.
Eres una mala influencia, mi madre lo sabe
y no quiere que vuelvas a llegar a casa borracho
pegando gritos y con las llaves del coche en la mano.
Dice que no es sano que estemos tanto en los bares.
Que somos estudiantes, que vamos a perder la cabeza.
Con lo bien que trabaja uno despues de una leffe negra...
A Manolo.

Ausente (Luna III)


Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. A veces no se si tomármelo como una advertencia (no debes perder la esperanza) o como una afirmación, algo que le ocurre al ser humano (en una situación limite, lo último que te quedará es la esperanza). No se si me entendeis.

Agárrate a esa esperanza si quieres, te aseguro que una vez perdida te quedará algo más.

Ausente la palabra y la boca que la mantiene.
Cómo reprocharte nada si me falta el aliento
y la capa de hielo que me cubrió siempre.
Despojo natural, absurdo sentimiento,
sensación de infinita calma y desconsuelo
a dos tiempos. Tan vacío y tan lleno
de viejas ilusiones y agujeros.

Olvida. Como cada otoño olvida a la hoja verde.
Sólo fuiste, sólo eres la ilusión de un tiempo mejor
aun por llegar. Una noche en cuarto creciente
tan oscura a tu modo. Tan resplandeciente
para aquel que hace tiempo que la luz olvidó
.

Sangre (Luna II)


Pide ayuda y cuando llegue no seas tan arrogante como para malgastarla.

Abre tus ojos y tus manos y agarra ese último saliente. Que sea un saliente de los que merecen la pena agarrar. No importa si brota la sangre.


La sangre a veces crea poderosos lazos.


Olvídate del miedo y que no sea un lastre,
desprende el justo para no ser insensible.
No pretendas hacerte invencible;
ya lo intentaste antes. No puedes. Lo sabes.

Con el filo de la espada abriste tu garganta.
Con las notas que salieron de ella reconstruí
viejas letras. Canciones que hablaban de la vida eterna,
y todas esas cartas donde decías que me amabas.
La sangre mana de mis puños, la misma que mana de ti,
sangre corrupta, envenenada, adentrandose en la tierra.
Disolviéndose en el agua.Formando parte de nueva vida.
Manchando ropas, manos, caras. Mezclándose con tu saliva.

Pide ayuda (Luna I)


Lo peor de hacerse el duro (o la dura) es que nunca se sabe cuando parar.

Y una vez que te hundes, sigues predicando tu propia fortaleza con las piernas enterradas en mierda.

Se más sensato tú que puedes. Pide ayuda.

En la oscuridad todo es distinto
y lo que antes era apacible tiniebla
se me antoja ahora como vacío infinito
tragándose todos los colores de mi paleta.

Garganta arriba rebosan inundando pantanos
los versos que ahora no se articular. Se escapan
y me esfuerzo en agarrar con las manos
estrofas que son más de lo mismo, que no son nada.

Depresión, ceño fruncido, tardes cortas,
noches demasiado largas y esta luna que me insulta,
sin palabras. Sólo por la forma en que me alumbra
adivino el desprecio en el recorte de mi sombra.

La otra cara del amor


Llegamos a decir cosas terribles cuando nos sentimos traicionados. Sacamos los dientes y nos lanzamos al cuello, al ataque, buscando provocar el mayor dolor posible.

Todo por ver reflejado el dolor que nosotros mismos sentimos. Dolor que no es odio... Sino la otra cara del amor.

Quiero hablarte, hacerte sangre;
que me repitas aquellas palabras
que como cuervos me horadaron el alma
sólo por tener una excusa para dispararte.

Balas. Odio de alta pureza prensado
y sin manufacturar, pensado para destrozar
la boca que busca la explicación.
Tus dedos, faltos de consuelo, tambien serán quebrados
y el recuerdo putrefacto de los momentos por llegar
solo será madera en una pira donde esta mi corazón.

Olvida ahora y deshaz los nudos que pusiste en mi garganta,
desinsecta mi estómago o hazme vomitar esta plaga
que aun no es consciente de su muerte prematura
o se esfuerza en creer que aun volverás en su ayuda.

Cenizas

Tener una persona a tu lado es gratificante, eso es indudable.

Puede que esa persona nos haga daño, que pasemos malos ratos o que haya pocas satisfacciones, aun así, el mero hecho de tener esa persona que rodea tus hombros en las noches tristes, que besa tus manos o tus mejillas... Que te mantiene la mirada en los momentos malos... Reconforta.

Pero es un error tener esa felicidad fingida... Porque eso, desde luego no es amor, sino adaptación.

Si mi paciencia termina procura que mis libros
no caigan al suelo. Mantenme lejos de tu cielo
y no vuelvas a hablarme de la dulzura de un beso.
Duelen demasiado mis ojos para volver a abrirlos.

El murmullo de la sangre que falta en mis venas
se hace notar con ese sonido vacío
que llena a voluntad de ceros mi cabeza.
Esta noche olvidé cuándo el poder fue mío
como tambien deseché miradas de musa
y versos de moral aerea y explosiva.

De las dos vidas que tuviste, aseguraste la tuya
y ahora yo no encuentro ni las cenizas de la mía.