La visita


Todas las vidas pasadas
ahora vienen a visitarme.
Los errores cometidos,
las promesas truncadas;
la ilusión y el alarde.
Los objetos marchitos.
Todos aquellos recuerdos
se quedan a atormentarme;
a susurrar sobre tu cuerpo
y a reirse de mi desarme.
Mi falta de defensa ahora
se me enfrenta. Y ahoga.

Toda esta fuerza perdida,
todo lo que me falta;
esta necesidad de vida
(que ni siquiera me mata),
que me hace sentir más culpable
y que me hace parecer más cobarde,
acaba conmigo y me atrapa.
Tendré que levantarme y olvidarte.

Creo que sólo hay dos formas de afrontar las cosas. Una es darlo todo, la otra es no dar nada en absoluto. Darse a medias no es una forma de afrontar nada, siempre es un error. 

Que afrontemos algo de una de las dos maneras no garantiza el éxito, por supuesto, pero creo que, si lo has dado todo y fracasas, al menos, podrás decir que era todo lo que podías hacer. 

Darse a medias provoca fantasmas.

Picture by Jenna Barton "Strange Summer"

Puesta en marcha


En este verano falso
ya ha habido varias cosas fingidas.
El arranque del corazón-artefacto
y su fallida celebración de la vida.
La muerte recurrente de las mariposas
que todos creímos desaparecidas.
El filtro vital azul sobre el color rosa,
como recordatorio de la crudeza realista.
El sueño diurno. La ilusión infundada
de la paz y el descanso a la llegada.

El vómito me devolverá al mundo.
Despertar de la ficción con la arcada.
El corazón mecánico vuelve a echar humo
y entre el ácido y las entrañas
se ven los pedazos que faltan.

El pulmón hinchado por falta de aire,
la boca ansiosa, la sangre espesa,
ése órgano que no importa a nadie,
la respiración acelerada, la mente lenta
que me ha estado jodiendo las mañanas.

Todo esta sobre la mesa.
Todo volverá a la despensa.

A los que no entienden.

Esta semana me han dicho (muy sabiamente) que no hay que entender todo lo que pasa. Que a veces las cosas, simplemente, pasan y hay que saber dejar de mirar hacia atrás y poner rumbo. Vista al frente. Y caminar. Hasta que deje de oirse el murmullo detrás de ti.

Tengo que hacer algo


En este ambiente hay algo que me repele.
Me cambia el pulso, palpita en las sienes
una sensación de pérdida que huele
a olvido de una forma que no aguanto.
Apesta a mentira crónica y a asfalto,
me quema por dentro, pero también al mirarlo.
Es insostenible. Y sé que tengo que hacer algo.

Voy a abrir mis arterias para que salga el veneno
y deje entrar el aire. Prometo que voy a calmarme
cuando ya no tenga a dónde agarrarme.
Cuando lo haya perdido todo, hasta el aliento.
Tengo que hacer algo. Tengo que hacerlo.
Despegar los pies de este asfalto, salir en vuelo,
abrir las alas, la mente y olvidar este sueño
en el que ya lo he perdido todo. No se por qué no despierto.

Tengo que hacer algo y más me vale que sea rápido... Porque estoy sintiendo el tiempo colarse entre mis dedos como si fuera agua.

No había otra salida



Sobre cómo me tragaron las flores,
cómo el diente de leon se metió en mis sienes.
Sobre lo volátil y la noción perdida.
Te contaré todos esos rumores;
disiparé todas las dudas que tienes
y entenderás que no había otra salida... 

Y es que, convertido en un muerto en vida,
vagaba por tus calles sin mirada.
Y entenderás que no había otra salida...
Fue así como dejé que me enterraran.

Pero un día, una mañana, ya desde la otra orilla;
no me preguntes cómo, oí una llamada...
Y entenderás que no había otra salida,
porque cuando se siente un clamor en el alma
el reposo es inútil, la ignorancia está negada.
La única solución es el retorno y la verdad.
Empezar a tragar ideas que nunca quise aceptar.

Es tan normal perderse como necesario encontrarse. Creo que la vida va de eso. Y probablamente por eso no hay otra salida, porque la única salida es caminar. Suerte.