la realidad nunca es como la pintan.
Un silencio un poco ocre y con sabor a hierro
me da lecciones de civismo, me habla de vida
futura cuando hace tiempo que dejo de serlo.
en la calle cae la helada;el despertar y el sentido
aparecen por la puerta cerca de las tres de la mañana,
pero a esas horas todo se ha vuelto tan cetrino
que ya no tiene arreglo, hemos abierto un abismo,
una garganta desgarrada nos va a cantar el alba
Otros dieciseis minutos para que despunte el mañana.
Me han pedido que en este poema no haga aclaraciones, para dejar mas libre las interpretaciones... Y yo suelo ser muy complaciente.